La comisión hizo su trabajo. Se llevó a cabo una conferencia. Se pronunciaron discursos. Los delegados votaron. Se tomaron decisiones. ¿Y ahora qué?
En los días posteriores a la Conferencia General de 2019, lo mejor parece ser seguir adelante. Los que están satisfechos con las decisiones están listos para implementarlas. Quienes lamentan los resultados están tentados a reaccionar con precipitación.
Sin embargo, en momentos como estos, las Escrituras nos animan a hacer una pausa, escuchar y esperar la guía del Espíritu, listos para tomar acción. Como dice el himno que refleja al Salmo 46:10, "Estad quieta, alma mía: vuestro Dios se comprometerá a guiar el futuro, como en los tiempos pasados" ("Estad quieta, alma mía" segunda estrofa, Himnario Metodista Unido 534 en inglés).
Hacer una pausa
El simple hecho de hacer una pausa es bueno para seguir adelante.
Durante el Éxodo, Dios guió al pueblo de Israel con una nube. Algunos días la nube de la presencia de Dios se movía y la gente la seguía. Otros días, la nube no se movía y tampoco los israelitas. “Dependiendo de lo que el Señor les indicara, los israelitas se ponían en marcha o acampaban”. (Números 9:18, NVI).
Eso podría parecer muy sencillo, pero el autor de Números nos ayuda a entender que esto no siempre fue tan fácil como parece. “Aunque la nube reposara sobre el santuario un par de días, un mes o más tiempo, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían; pero, cuando se levantaba, se ponían en marcha”. (Números 9:22, NVI).
¿Puedes imaginarlo? A estas alturas de la historia, los israelitas son una nación sin territorio propio. Están acampando en el desierto del Sinaí después de huir de Egipto, donde eran esclavos. Dios les ha indicado que los llevará a la tierra prometida, pero durante muchos días seguidos, Dios los llama a acampar, a estar quietos, a esperar.
Para aquellos de nosotros que nos gusta tomar acción, estas pausas son frustrantes. Solo piensa en la última vez que estuviste atorado en el tráfico, sentado en una terminal del aeropuerto esperando un vuelo retrasado o esperando al teléfono al hacer un trámite burocrático lento.
Podemos vislumbrar la meta. Tenemos una cierta idea de la dirección que debemos seguir. ¿Por qué no nos movemos?
Escuchar
Sin embargo, este tipo de espera es diferente. Es una oportunidad para escuchar a Dios y escuchar lo que podríamos pasar por alto entre el ruido de ir avanzando.
Las Escrituras nos dicen que el profeta Elías entendió que Dios no siempre está donde esperamos encontrarlo. Dios, dice Elías, no estaba en el fuerte viento, ni en el terremoto o el fuego. En vez de ello, Elías encontró a Dios al oírlo. Dios estaba presente en el “sonido apacible y delicado”, tradicionalmente traducido como “suave murmullo”. (1 Reyes 19:12, NVI).
A través del salmista, Dios ordena, “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios”. (Salmo 46:10, NVI).
En las palabras del profeta Isaías, Dios dice, “En el arrepentimiento y la calma está su salvación, en la serenidad y la confianza está su fuerza”. (Isaías 30:15, NVI).
En el evangelio de Marcos leemos, “Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. (Marcos 1:35-39, NVI).
Aquellos que hacen una pausa, escuchan y esperan reciben paz, descanso, confianza y dirección
Esperar listos para la acción
Como metodistas unidos, sabemos que esperar en Dios no es algo que hacemos pasivamente.
En su sermón, "El camino de la salvación de acuerdo con las escrituras", Juan Wesley escribe de una espera activa. Mientras esperamos que la gracia de Dios nos haga madurar para santificarnos, Wesley aconseja a los metodistas que se involucren en el ministerio. Las cosas que hacemos en servicio por nuestras almas y nuestro projimo, lo que Wesley llama "obras de piedad" y "obras de misericordia", respectivamente, ayudan a preparar nuestros corazones para escuchar a Dios y seguir la dirección del Espíritu.
Este es el camino al que Dios ha encomendado a sus hijos a esperar por la salvación completa", escribe él. (Sección III, ¶ 9-10)
Esta temporada, tal vez ese sea nuestro llamado como miembros de la Iglesia Metodista Unida. Que podamos tomar tiempo para hacer una pausa, escuchar y esperar la guía del Espíritu listos para tomar acción.
*Joe Iovino trabaja para UMC.org en Comunicaciones Metodistas Unidas. Puedes contactarlo vía correo electrónico o en el 615-312-3733. Para ver el artículo original en inglés haz clic en este enlace.